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El satanás del Primer papa

Hoy celebramos nuevamente un año más de la Independencia de México, no es poca cosa, celebramos que la libertad es una parte integrante de nuestra nación. Y precisamente el evangelio hoy nos invita a una liberación profunda, real y actual. ¿No estamos acaso en una situación que nos está reclamando claridad e inteligencia para contribuir a una nación de paz y seguridad?


Cuando san Pedro escribe en 1 Pe 5,8 ¡velen y estén sobrios, porque el diablo como león rugiente anda buscando a quien devorar! nos da un consejo que nace de aquella profunda experiencia en Cesarea de Filipo donde Jesús mirándolo, lo reprende sin miramientos a él y a los discípulos (Mc 8,33). Pedro acababa de responder con exactitud unos minutos antes, se merecía un 10: "Tu eres el Cristo" (Mc 8,29) y ahora el maestro, ¡el Cristo! lo reprende llamándolo "satanás" vaya reprensión y ¡vaya figura!.


Pedro es todavía un discípulo, está aprendiendo del Maestro. Jesús por su parte conoce perfectamente las tácticas del demonio, pasó cuarenta días en el desierto tentado por satanás (Mc 1,13). Y ahí, en el desierto, aprendió a hacer discernimiento al punto de distinguir cuando satanás está cerca y lo intenta embaucar. Jesús utiliza nuevamente un imperativo (Mc 8,33) "¡Detrás de mi! satanás", además de lo contundente de esta bellísima expresión que coloca a satanás en su lugar porque no tiene poder sobre él, Jesús enseña a sus discípulos la razón: "porque no piensas según Dios sino según los hombres".


¡Sí! ¡Exacto! ¡Es ahí¡ ¡En los pensamientos! propio en los pensamientos, en la acción del pensar φρονέω donde Jesús descubre a Satanás y donde Pedro tendrá que aprender a distinguirlo. Y la reprimenda es tan fuerte que el primer papa es el primer exorcizado. Jesús libera a Pedro, no como un poseído por el demonio, pero sí lo libera de su ignorancia, de su no distinguir la obra del demonio en sus pensamientos.


Hoy somos testigos de casos dolorosos de exorcismos y exorcistas, casos extremos en los que las personas no habiendo discernido antes, cayeron en las redes del demonio y han tenido que pasar procesos largos y dolorosos de liberación. Pero estos casos extremos pueden y deben ser evitados con una educación espiritual aguda y perspicaz. No podemos ser ingenuos, haciéndonos de la vista gorda, o sintiendo que ya estamos curados de espantos, porque cualquiera de nosotros que dice a Jesús: "Tu eres mi Señor" "Tu eres el Cristo", será tentado por satanás. Por ello la invitación de Pedro nace de la reprimenda de Jesús: ¡Velen y estén sobrios! ¡porque su enemigo el diablo está como un león rugiente buscando cómo devorarlos!


Sólo quien sea capaz de pasar por el desierto de los ejercicios espirituales año con año y se deje confrontar con sus propios demonios a través de la orientación de un buen acompañante espiritual será capaz de descubrir como satanás nos embauca personalmente y sólo así podremos distinguirlo cuando apenas intente acercarse. Por ello no podemos ni debemos abandonar la guardia porque a quien mas quiere devorar es a los discípulos de Cristo.


Pedro reprende a Jesús, el texto griego del evangelio utiliza el mismo verbo para ambos personajes ἐπιτιμάω, reprender. Pedro se toma deportivamente su rol de jefe y comienza a reprender al Maestro porque les enseñaba que tenía que sufrir y ser rechazado por las personalidades más importantes de la comunidad. La espontaneidad de Pedro, su sencillez y claridad delante del Maestro, merecen todo nuestro respeto, ya que es ahí donde Jesús de veras puede hacer escuela, puede transformar corazones, el discernimiento tiene como punto de partida la sinceridad.


Discernir proviene del verbo latino discernere, es un compuesto de dos vocablos dis + cerno. Dis es un prefijo que indica división y cerno es un verbo, cernere, que significa separar y distinguir con los ojos para ver y comprender con la mente, por ejemplo distingo o discierno el negro del blanco, lo verdadero de lo falso etc. El real diccionario de la lengua española indica que se trata de la acción de distinguir una cosa de la otra siendo capaz de señalar las diferencias entre ellas.


Debo decir que personalmente el discernir se ha convertido es mi arte preferido desde hace ya varios años. El maestro del discernimiento Ignacio de Loyola se ha convertido en el guía de mi conciencia y gracias a sus compañeros los jesuitas, me he ido ejercitando en este perspicaz arte que me ha ido liberado de una serie de lagunas espirituales, u hoyos negros por usar una metáfora espacial, y me han ayudado a reorganizar mi caos convirtiéndolo no sólo en tierra habitable sino en jardín (Gn 1,1 ss).


He aprendido a distinguir mis sentimientos, mis pensamientos y deseos y he aprendido a ponerlos en orden sin relativizarlos, sin evadirlos, sin juzgarlos. El señor susto que me llevé cuando un jesuita me dijo: 'Ah eso que traes es un demonio de segunda semana que te está embaucando'. Me quedé de a cuatro, o sea, no entendía, no sabía que pensar o a que se refería. Luego de un proceso lento pero eficaz, me dí cuenta que lo que eso significaba es que el diablo se viste de santo pero para llevarnos a su terreno, propio como estaba haciendo con Pedro.


Así he aprendido a ver como satanás es capaz de manipularme a través de mis propios pensamientos, sentimientos, deseos cuando no estoy en vela ni sobria ¡Y no me refiero a borracha! ¡No, discúlpeme pero no! Me refiero a que a veces me duermo en mis laureles y me agarra desprevenida, me gana batallas PERO NO LA GUERRA, porque ya esta ganada en Jesucristo nuestro Señor.


Estar sobrios es el reto. Sobrio, es un adjetivo usado comúnmente para definir a quien no lo está, al borracho, pero este adjetivo en realidad define la moderación y la templanza. La Templanza, en el mundo griego, fue definida por Aristoteles (La gran moral, Libro I, cap. XX) como la capacidad del ser humano de sentir emoción por los placeres del mundo pero sin dejarse dominar hasta el punto de despreciar todos sus deberes por el ansia de gozarlos con exceso; la verdadera templanza consistirá en permanecer prudente y moderado únicamente por el motivo de que se debe ser así y no por temor o por otro sentimiento análogo, pues esto ya no se llama templanza.


¡Estar sobrios! significa permanecer prudentes y moderados para no dejarse dominar; y discernir es separar con inteligencia para distinguir con claridad adquiriendo la moderación en el uso equilibrado del mundo creado.


Pedro ante la enseñanza del Maestro no solo no distingue sino que además se escandaliza; el primer papa se toma la libertad de reprender al propio Maestro, quiere aconsejarlo, obvio con toda su buena intención pero pretende evitarle el camino de dar la vida y quitarle a toda costa todo lo que implica mucho sufrimiento, rechazo e incluso la muerte. Y mientras Jesús aún está hablando, Pedro lo toma a parte y lo reprende porque todavía no distingue que satanás lo está manipulando en sus propios pensamientos y en sus reacciones, me imagino a Pedro tomando por el brazo a Jesús y llevándoselo un poco a parte en la bella Cesarea de Filipo para reprenderlo cortésmente.


Y peor aún, a la hora de la pasión, en el huerto de Getsemaní, Pedro aún no será capaz de velar una hora, no estará ni sobrio ni despierto, pero no estará solo dormido sino que además sacará la espada para defender al maestro y hasta le arrancará una oreja a un siervo:


¡Pedro guarda la espada! ¡ Pedro, no disciernes ! ¡ No distingues a satanás ! ¡ tus pensamientos aún son los de los hombres y no los de Dios ! ¿ Cuándo dejarás la espada y comprenderás que la salvación del mundo no necesita de 'espadas' ? ¿ cuándo velaras y estarás sobrio y orando para distinguir a satanás que se mimetiza y te embauca ?


El Papa Francisco no hace que insistir en llevar con nosotros un evangelio de bolsillo para una lectura de cinco minutos del evangelio. Es consciente que solo aprendiendo a confrontarnos con el evangelio podemos salvarnos de las garras del león rugiente que busca a quien devorar. Solo una lectura atenta y reposada, con inteligencia y en una conversación amigable pero sincera con el Señor, podemos evitar caer en las garras de aquél que nos puede convertir en leones rugientes que están siempre buscando a quien devorar. Porque es esto en lo que nos convertimos cuando nos escandalizamos, en leones rugientes.


Y por ahí precisamente empieza el diablo... por escandalizarnos: "Esas palabras del Papa son duras, quien se va a poner a leer el evangelio... mira la Iglesia, mira los curas, mira a los curas pederastas, yo creo en Dios pero no creo en la iglesia". Y satanás hace de las suyas, nos manipula escandalizándonos de todo y de todos menos de nosotros mismos: 'es que ese obispo' 'es que ese cristiano', 'ese catequista', 'es que este formador'... etc., etc., a veces con razón y a veces sin ella, pero lo que si es cierto es que 'aaaa cómo nos encanta el chisme...' y ¡aguas! como decimos en México, porque escandalizarse es la táctica sutil de satanás, es el arte supremo del divisor.


El evangelio de Marcos define a los escandalizados en la parábola del sembrador (Mc 4,17) son aquellos que reciben con gozo la palabra de Dios pero no han limpiado bien el terreno de sus propias piedras, no se confrontan, no tienen nada en sí mismos para convertirse, saben apuntar a los otros pero no descubren sus propias piedras y por ello 'no tienen echar raíces, son inconstantes, o sea son discípulos de temporada, y cuando viene la tribulación se escandalizan y deaen' (cfr. Mc, 4 17).


Ese es el verdadero problema, nos encanta pertenecer al gremio de los escandalizados, porque ahí estamos cómodos, por una parte nos sentimos buenos, somos capaces de señalar lo que está mál porque nos escandaliza y por otra parte nos encanta porque ahí no hay mucho que trabajar, jeje, no hay que quitar piedras ni abrojos, ¡Si fuéramos capaces de confrontar nuestros pensamientos con los pensamientos de Dios¡


Hoy pasamos horas ante los medios de comunicación y tal vez nos tragamos, sin discernir, todo lo que nos dice la televisión, el internet, las fake news o el amarillismo. Nunca como hoy vivimos leyendo y escribiendo y escribiendo libremente nuestras opiniones, posteando twits, comentarios, dando click a me gusta, me enfada 😀 😡😝😱👍🏻 etc., etc., pero ¿discernimos? ¿ Nos confrontamos con Dios, sus palabras, sus pensamientos o vamos así a lo que la masa dice?


Hace poco, ni un mes, en Guanajuato, dos personas que eran familiares, fueron etiquetados en facebook y whatsapp como "robachicos", una multitud de personas los agarró, los llevaron a la comisaría los policías pero la gente los sacó y afuera de las instalaciones los rociaron con gasolina y los quemaron vivos. Pocas horas después resultó que eran inocentes pero demasiado tarde.

Vivimos en un país en el que estamos sumidos en una violencia descontrolada fruto de una impunidad y corrupción de las mismas autoridades. Estamos en riesgo constante de ser víctimas de abuso, de acoso, de extorsión, todo ello a la orden del día y en plena luz del día, pero la pregunta fundamental es:


¿De que parte estamos?

¿De los que siguen las opiniones de la multitud sin pensar?

¿De los que colaboran con la injusticia diciendo que hacen justicia o se la toman por su propia mano?

¿De los que sacan la espada y cortan la oreja del primero que se nos ponga enfrente?

¿De los que como Pedro se escandalizan y señalan?

¿O del lado del Maestro que sabe distinguir el bien del mal y tiene la autoridad para ordenarle al demonio ¡Detrás de mi satanás! ?

¡Eh ahí la diferencia!


¡ Sopla Señor en mi oído, pues sin ti me haya perdido!


¡ Enséñame a distinguir tus pensamientos de los míos y de los de satán, hazme fiel en mi pobreza!


Haz click aquí para escuchar este canto

Cesarea de Filipo en el norte de Galilea.

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